FOTÓGRAFO: Monta un numerito
Se hace un selfie con un espectador.
BOOMER Esta foto es una mierda. No por ti, ¿eh? Perdona. Es por mí. Es que… A ver si con un filtro…
Con lo que me costó aprender a usar el Facebook y ahora mi hija dice que ahí ya no hay nadie, que solo es para viejos y claro, yo me abrí el Facebook para ver qué colgaba ella, para entenderla mejor, saber con quien iba y lo que hacía, porque como no cuenta nada. Abría el Facebook y ponía su nombre en el cuadrito de búsqueda y Facebook me decía: “Lena Braun y tú sois amigas”. Mi hija no se llama Lena Braun, se llama Elena Pardo Quintanilla pero ella dice que ponerse el nombre real en las redes no es cool y yo, ¿qué queréis que os diga? Para mí cul es culo sin la o. A mí lo que me importa es que el instante en que leo la frase “Lena Braun y tú sois amigas” se me ensancha el corazón y me siento como una buena madre, la clase de madre que yo soñaba ser cuando soñaba ser madre.
En Facebook mi hija y yo seguimos siendo amigas pero mi hija no publica nada desde hace cuatro años y entonces es como una de esas amigas que hace cuatro años que no ves. ¿Seguimos siendo amigas aunque haga cuatro años que no sabemos nada la una de la otra?
Yo lo que no entiendo es cómo ha pasado esto de que mi hija viva conmigo pero yo no sepa nada de ella desde hace cuatro años.
Y por eso me he abierto una cuenta de Instagram. Lo que pasa es que no sé usarlo. Y no tengo tiempo para ponerme al día de todo, porque tengo 55 años y un trabajo y una hija y una hipoteca que no se acaba nunca. Por eso tengo que hacer este curso para rentabilizar el tiempo y porque no medito desde los 25 años, seguramente porque cuando tenía 25 años sí tenía tiempos para meditar. Tenía tanto de tiempo para meditar que me quedé embarazada y dejé de hacer meditación para entrar a una fábrica a rellenar cruasanes de chocolate, que cuando llevaba quince años trabajando, la fábrica cambió de manos y me enteré de que estaba en negro. Y ahora tengo 55 años y solo tengo 15 cotizados, aunque soy la trabajadora más antigua y tendría que ser encargada pero han entrado máquinas nuevas y el encargado es un chico que estudió ingeniería de los alimentos o no sé qué y entiende cuál es el futuro de la industria, no como yo. Y estoy muerta de miedo porque en una de estas me echan y ya me dirás que hago yo con 55 años, una hija, una hipoteca y 15 años cotizados.
Y por eso me he abierto Instagram: para estar al día y seguir siendo amiga de mi hija. O follower (lo pronuncia como se lee). A mí me gustaba más ser amiga que follower pero a estas alturas cualquier cosa me va bien, la verdad. A pesar de todo Elena no me sigue. Yo soy su follower pero ella no es mi follower. Dice que no soy cool porque no tengo followers y que si quiero tener followers tengo que hacer más publicaciones en Instagram, al menos tres al día, como las piezas de fruta o las veces que hay que lavarse los dientes. Y a mí hacer una publicación me cuesta casi una hora y yo es que no tengo tiempo por nada más y mi hija ya no sé quién y está a punto de hacer 30 años y no sé qué quiere en la vida a parte de hacerse vídeos de Instagram. Pero lo que más miedo me da es que el Instagram caiga en desuso y tenga que abrirme el Tik Tok porque yo más novedades no sé si las puedo gestionar.
¡Por favor! ¿Me puedes hacer tú la foto?
COMPAÑÍAIndecents (Una producción de Festival Russafa Escènica)LABORTexto y direcciónAÑO2022